Tercera llamada, tercera llamada….
Las luces se apagaron y la banda empezó a tocar. En ese instante supe que sería un espectáculo inolvidable para mí.
Hace unas semanas fui al Teatro Peruano Japonés a ver un musical: Mamma Mía! Demás está decir que para alguien que creció escuchando la música de «ABBA» (fuerte influencia materna) y que ha visto varias veces la película, era un must see show. Para ser sincera, llegué sin mucha expectativa al teatro. Ya me sabía la trama, me sabía las canciones, conocía la actuación de algunos actores, según yo, no había nada que me sorprendería. ¡Qué equivocada estaba!
Sobre ABBA
Hablar de Mamma mía es imposible sin hablar de ABBA y de su música. De hecho, el musical se basa en las canciones de este cuarteto sueco de los años 70’s. ABBA estaba conformado por Anni-Frid Lyngstad, Benny Andersson, Björn Ulvaeus y Agnetha Fältskog. Algunos datos curiosos del grupo:
«ABBA» es un acrónimo de las iniciales de los cuatro integrantes, fue usado por su productor para referirse a ellos cuando aún no tenían un nombre oficial y para evitarse la molestia de nombrar a cada uno. En ese tiempo se convocó a un concurso y entre propuestas como «Baba» o «Friend and Neighbours» prefirieron quedarse como «ABBA», pues se creyó que el nombre pegaría más. Da la casualidad que ese nombre ya tenía dueño. ABBA era el nombre de una conocida empresa sueca de mariscos, por lo que se tuvo que llegar a un acuerdo económico con ellos para poder usarlo.
Una característica importante de la música de ABBA fue el uso de la técnica «wall of sound». Esta técnica consistía en tocar al unísono varios instrumentos de manera que se creen capas en los sonidos. Fue aplicada por el ingeniero de sonido Michael Tretow al reproducir varias copias de la cinta maestra en paralelo dejando una diferencia de milisegundos entre cada copia. Esto daba a la música la sensación de duplicidad de los distintos instrumentos y voces, logrando un sonido mas fuerte y denso.
El grupo logró ser conocido tras ganar el Fesival de Eurovisión con la canción»Waterloo». Si bien no fue su mejor interpretación vocal, rompieron con varios estereotipos del festival, uno de estos fue la vestimenta. El cuarteto se presentó con trajes muy llamativos y el director utilizó un disfraz de Napoleón Bonaparte que iba acorde con la canción. Ganar este festival les abrió las puertas para tener visibilidad a nivel internacional y empezar su carrera discográfica.
Mamma Mia: El musical
Como mencioné, el musical se basa en las canciones de ABBA. Fue estrenado en 1999 en Londres y fue hecho película en el año 2008.
La historia se desarrolla en una isla griega y cuenta la historia de Sophie, una muchacha que va a casarse. Sin embargo, siente un gran vacío marcado por la ausencia de su padre de quien no sabe ni su nombre. En su afán por conocerlo, roba el diario de su madre y se da con la sorpresa que habían tres posibles padres para ella!! No se le ocurre mejor idea que invitar a los tres a su matrimonio confiando en que ella sabrá cuál es el verdadero en cuanto los vea. Claro, esto no es tan fácil y ella termina confundida y con muchas interrogantes.
No diré más de la historia para que la vean si no la han visto. Sólo les puedo asegurar que las escenas son muy divertidas y que al final uno saca un mensaje muy positivo sobre la amistad, la familia, la identidad propia y el amor.
La magia de ABBA
Regreso un poco a mí. Recuerdo cuando cumplí 17 y mientras soplaba la velita cantaba en mi mente «Dancing Queen». Para que se entienda porque elegí esa canción, el coro va así:
«You are the Dancing Queen, young and sweet, only seventeen
Dancing Queen, feel the beat from the tambourine, oh yeah!
You can dance, you can jive, having the time of your life, uhhhh
See that girl, watch that scene, digging the Dancing Queen.»
No sé si era una “dancing queen” y menos si era “sweet”, pero de lo que si estoy segura es que me la creí, y fue mágico. Esa misma magia es la que sentí hace unas semanas.
Mi corazón no paraba de latir y toda yo temblaba de la emoción. Casi desde el principio del show me la pasé sentada al borde de la banca. La historia me capturó, los actores y la música. Cada canción me hacía soñar y era inevitable no cantarlas (en inglés y las pocas que me sabía en español), incluso llorar con ellas en algún momento. Pero lo más increíble vino al final. Cuando creí que ya había pasado todo y que solo quedaba aplaudir a los actores por el increíble espectáculo, Nataniel Sánchez preguntó: ¿Quieren bailar?! Lo que ocurrió completó la magia del show. Se escuchó un sí generalizado y lo siguiente fue ver a todo el público parado, cantando y, algunos como yo, bailando.
Terminé más que satisfecha, no sólo por lo que había visto sino por lo que había sentido. Fue una experiencia maravillosa que tuve la dicha de compartir con mi madre, quién más, si ella fue la culpable de introducirme a la magia de ABBA 😉
Claudia Motta
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