Guillermo Cabrera Infante fue un escritor y guionista Cubano ganador del premio Cervantes en 1997 y que perteneció a la generación de escritores que forman parte del mundialmente conocido «Boom latinoamericano de la literatura» en la década de los cincuenta y que revolucionaría el estilo literario en muchos conceptos como por ejemplo el realismo mágico, que tendría en García Marquéz a su mayor exponente.
Cabrera Infante nació en Gibara, Cuba, el 22 de abril de 1929 provincia de Oriente ,ahora conocida como Holguin, era el hijo del periodista de nombre homónimo Guillermo Cabrera y de Zoila Infante, ambos comunistas activos en la Cuba de aquellos años.
En el año de 1941 con apenas 19 años su familia se traslada a La Habana y es en este año que escribe una parodia sobre la famosa obra de Miguel Angel de Asturias «El señor presidente» que sería publicada en una revista y que según el mismo Cabrera Infante cambiaría su vida.
Empieza a estudiar medicina pero finalmente lo deja y se decide por la literatura y el cine que lo acompañarían desde aquí en adelante a lo largo de toda su existencia.
En el año de 1954 ya se había convertido en crítico de cine y escribía para una revista de nombre Carteles, en la cual firmaba sus escritos con el seudónimo de G. Caín, seudónimo este que era la contracción de sus dos apellidos.
Cabrera Infante se casa con Marta Calvo en 1953 y como producto de este enlace nacerían dos hijas; Ana y Carola.
El matrimonio no duraría mucho y se divorciaría para volver a casarse con la actriz cubana Miriam Gómez el 9 de diciembre de 1961.
Es nombrado Director general de la Cultura por Fidel Castro debido a su participación como militante activo en la revolución cubana y la caída del presidente Fulgencio Batista a manos de Castro en 1959.
Es enviado a Bruselas en 1962 como agregado cultural de la embajada cubana y regresaría solamente a Cuba en 1965 por la muerte de su madre, ya que después se exiliaría en Europa; primero en Madrid y Barcelona para luego finalmente instalarse definitivamente en Londres.
En 1968 publicaría su famosa novela «Tres tristes tigres» que se caracteriza por su lenguaje muy particular cargado de coloquialismos cubanos y que nos relata la vida nocturna de tres jóvenes cubanos en la Habana de 1958 anterior a la llegada del poder de Fidel Castro.
A principios del año setenta se instala en Hollywood y se dedica al mundo del cine como guionista sin lograr el éxito que tenía ya ganado como escritor; y es precisamente también en este mismo año que publicaría su segunda gran novela «La Habana para un infante difunto» de corte autobiográfico, sumamente divertida y descriptiva.
En el año 1997 es galardonado con el premio Cervantes y en el 2003 el premio internacional de la fundación Cristóbal Gabarrón en la categoría de Letras. Sus últimos años tuvo problemas frecuentes de salud y falleció finalmente como consecuencia de una septicemia el 21 de febrero del 2005.
De Cabrera Infante podríamos decir muchas cosas pero creemos que lo más destacado en su literatura es la manera tan divertida para graficarnos situaciones muy comunes con un lenguaje cargado de un vocabulario por demás particular y único. Considerado como uno de los referentes al hablar de los grandes literatos cubanos, estamos seguros que es un autor que no dejará de sorprender y divertir a todo aquel que se anime a leerlo por lo cual recomendamos su lectura.
Eduardo Alayza
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