Antonio Canova fue un pintor y escultor italiano nacido en Possagno el 1 de noviembre de 1757 que formo parte de la escuela neoclásica y fue considerado el mejor escultor europeo después de Bernini. Su estilo ha sido muchas veces comparado como el estilo de los antiguos escultores de la antigua Grecia por su gran similitud con las obras de aquella época.
No se le conoce algún discípulo directo como tal, pero si podemos afirmar que fue de gran influencia en toda Europa y para los escultores del siglo XIX.
Antonio perdió a su padre cuando apenas contaba con unos cortos 3 años de edad y su madre contrajo matrimonio nuevamente, confiando su educación a su abuelo que también fue escultor y quien al notar rápidamente las cualidades de su nieto lo inscribe en la escuela de dibujo. Ya de joven Canova pasaba gran parte de su tiempo en los talleres de arte mostrándose muy cómodo con la escultura y se dice que desde los nueve años ya hacia algunos trabajos para su abuelo, conociéndose de aquel entonces y que se conservan hasta la fecha dos altares relicarios.
Ya con 13 años fue puesto a trabajar bajo la dirección de Giuseppe Bernardi, el escultor más conocido de aquel entonces en la zona de Venetto. De un virtuosismo precoz sus obras fueron rápidamente conocidas y a los 16 años quedaría segundo en un concurso de escultura en la academia de Venecia con su escultura en terracota de los famosos «luchadores» de la galería de los Uffizi.
Después de este éxito su protector le confiaría la elaboración de dos estatuas en tamaño natural de Orfeo y Euridice que serían expuestas en la famosa plaza de San Marcos en Venecia. Un miembro de la familia Grimaldi quedaría admirado con estas y le encargaría hacer una replica
que se conserva hasta hoy en el museo del Hermitage en San Petersburgo Rusia.
Durante los siguientes años permanece en Venecia donde esculpiría muchas obras, entre ellas un apolo que donaría a la academia cuando fue nombrado miembro de esta institución.
Se trasladó a Roma a finales de 1799 para poder ver de cerca las grandes obras escultóricas que habían en esta ciudad y que le servirían de inspiración para sus trabajos posteriores, profundizando sus conocimientos y estudios en las grandes obras de la antigüedad completando además su educación literaria, que le valdría poder competir con los grandes maestros escultores de aquel entonces.
De aquí en adelante la producción de Canova sería muy amplia y ganaría el reconocimiento en Europa por la belleza y representación de distintas obras entre las que podríamos citar de manera muy particular «las tres gracias”, obra de una belleza y perfección total.
La producción completa de este maestro de la escultura es muy vasta entre las que podemos contar con muchas esculturas de tamaño natural, 50 bustos y 40 estatuas, monumentos funerarios y numerosos modelos en arcilla.
Canova es sin duda alguna un referente en lo que a escultura neoclásica se refiere y sus trabajos son admirados hasta hoy por miles de personas en el mundo entero y cuenta no solo con una legión de seguidores sino además con muchos escultores que lo toman como referencia para trabajos posteriores. En Possagno su ciudad natal fue creada el museo Canoviano que era dedicado enteramente a su memoria y su obra, donde se conservan muchas de sus obras entre esculturas, pinturas, acuarelas y dibujos entre muchas cosas más.
Canova moriría en Venecia el 13 de octubre de 1822.
Eduardo Alayza
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